viernes, 27 de febrero de 2015

"La fuga de la prisión euclidiana de la cordura".




            Que la locura nace en la sangre es una idea que puede llegar a atormentar al mismísimo Batman, haciendo flaquear sus súper-poderes ante el peor de sus enemigos: el de la maléfica y perenne sonrisa.
 
 

Solo a  un villano tan retorcido como Joker se le ocurriría amotinar a los presos del manicomio Arkham Asylum, convirtiendo en reos a los profesionales sanitarios que hasta entonces lo regentaban, ahora rehenes en manos de los locos (Dos Caras, Sombrerero Loco, Killer Croc, Clayface, y Espantapájaros, entre otros).
 
 

La disparatada condición que exige tan variopinto plantel para entregar a sus presos es que el hombre-murciélago se entregue, reconozca ser uno más de ellos e ingrese en el sanatorio.

En esta enésima batalla, obra maestra del cómic estadounidense por lo atrevido de sus composiciones gráficas y lo vanguardista de su temática, se trata más que nunca la eterna duda sobre la tambaleante cordura del justiciero más famoso de Gotham City.

Arkham Asylum, un lugar sensato en una tierra sensata se publica por primera vez en 1989 demostrando, junto a otros títulos (Darevil born again o Watchmen, por ejemplo), que los súper-héroes podían también ser del interés de un público adulto y ocupar los primeros puestos en los circuitos editoriales.

Espeluznante pero recomendable historia de horror psicológico ambientada en las postrimerías de la depresión económica del 29 con tintes verídicos al tomar el nombre de Amadeus Arkham, fundador del psiquiátrico real, víctima de una crisis nerviosa después de que uno de sus internos, apodado Perro rabioso, asesinara cruelmente a su esposa e hija. Su autor se acerca a Batman desde su parte más emocional e irracional, humanizando al sobrehumano personaje.
 
 

Impecable guión a caballo entre el cómic y lo cinematográfico, escrito en un febril mes de 1987, casi siempre a altas horas de la madrugada y tras largos períodos sin dormir.