miércoles, 9 de octubre de 2013

Feliz cumpleaños. Infeliz hoy.



Madre mía, qué pregunta más letal se me ha planteado el día previo a mi 33 cumpleaños.

¿Quién eres?

Un puto parado maniático, obsesivo, solitario y patético mantenido por su madre. Un gilipollas que juega a estresarse por creer que no tiene tiempo de hacer las cosas que se ha inventado que tiene que hacer cada día que se levanta.
Que, para no olvidarlas, y para no volver a sentir que su vida no sirve para nada, que no aporta nada a nadie ni a sí mismo, se compró una pizarra en los chinos y una agenda en la papelería que rellena semanalmente -la primera- y a diario la segunda para autoconvencerse de que está muy ocupado.

¿Qué eres?

Un alma triste disfrazada de optimismo. Un indestructible sentimiento de fracaso escondido con una nueva coraza de cachondo que se toma la vida a guasa. Un enamorado con el corazón roto. Un eterno infeliz.

Más letal todavía la proposición para esta noche, antes de acostarme, antes de que las manecillas del reloj marquen las doce y, oficialmente, ya sea mi cumpleaños. Dedicarle cinco minutos, solo cinco minutos a dar respuesta a esas dos preguntas. A tocarme, a mirarme por dentro y por fuera.

Me respondo y me vuelven las tendencias suicidas.
Me acaricio y me pica, solo puedo rascarme.
Me miro en el espejo y claro que conozco ese reflejo, cada milímetro de piel cada día más fláccida, cada componente de unas hechuras cada vez más chepuda, desproporcionadas y menos atractivas. 
Miro por dentro y el vacío me da tanto vértigo que me acojono y cierro los ojos de nuevo.

No quiero preguntarme. No quiero responderme. Ni tocarme ni hacer ningún ejercicio de introspección.

Ya lo hice. Y le dediqué no cinco minutos, sino noches y días enteros. Y me volví loco. Y me quise morir.

"Hay quien todos los días madruga para joder a los demás".

Qué horror. Yo he llegado a tal punto que madrugo más que mi madre, encargada de abrir las calles desde que tengo uso de razón.
Pero no con la pretensión de joder a nadie. Ni siquiera a mí mismo.
Todo lo contrario. Con la única intención de limpiarme la conciencia y creerme que hago algo productivo, que mis días sirven para algo. Que hago tantas cosas que se me terminan escapando de las manos sin haber podido dedicar esos cinco minutos a "pararme".

Si me paro, enloquezco.

Sí, ya he tomado consciencia de ser víctima de la vorágine del mundo actual, la sociedad manejada por los principios capitalistas y vigilada las 24 horas del día por el ojo del Gran Hermano que todo lo ve y todo lo controla.
Hoy no me creo lo de la sociedad manipuladora ni lo de la conspiración cósmica en mi contra.

Me aterra explicarme, entenderme, pensar qué quiero, cuánto hay de conseguido en los objetivos que todavía no he conseguido definir con claridad.

No fui. No quiero ser. 
Soy.

Supongo que ésa es la única conclusión clara y objetiva.
Lo que fui ayer ya no lo soy y lo que seré mañana nunca lo sabré porque para cuando lo haya sido ya será ayer y ya habré dejado de serlo. Y no tendrá sentido pensarlo porque el "seré" nadie lo tiene asegurado.

Riesgo de viraje, depresión aún no superada, duelo sentimental no asumido, crisis de los 33... Todo eso puede ser. ¿Por qué no? Vamos a ponerle nombres a las cosas.

No soy nada ni nadie. Soy.

Me levanto como un terremoto hiperactivo que se ve con energías suficientes de comerse el mundo. Planifico una intensa actividad diaria que sé que nunca voy a cumplir del todo.
Intencionadamente porque así, cuando el día acabe, sé que aún me quedará algo que hacer para el día siguiente.

Por si mañana vuelvo a ser.

Descanso drogado.
Entrenado desentrenamiento del ejercicio de introspección.
Por agotador, inútil y perjudicial.

Por las mañanas, me creo las voces antialarmistas y descabelladamente optimistas que dicen que la Crisis es, en realidad, una oportunidad para encontrarnos a nosotros mismos y descubrir nuestros talentos y tomar las riendas de nuestra propia vida.

Fui un visionario que dejó un "trabajo aburrido e insatisfactorio" de funcionario para buscar algo tan difuso y perdido como la felicidad. Y se encontró todavía más infelicidad.

Lo que fui es un verdadero gilipollas. Todo/a el que hoy día me habla de "emprendizaje", "autogestión del propio talento" están sin trabajo remunerado y ninguno "dejó" el que tenía. O lo/a largaron o se les terminó el contrato.
Todos/as los/as que me hablan de ser valiente y de no "aborregarse" tienen un respaldo económico y/o sentimental, una situación acomodada y asegurada. 
Me arrepiento pero, en el fondo, sé que si hubiera seguido allí seguiría siendo infeliz y me sentiría frustrado porque pensaría que podría estar haciendo "más" u "otra cosa mejor".

Por las noches, espero que los ansiolíticos me hagan efecto para pasar la madrugada de inactividad lo más desapercibido posible y recuperar las fuerzas físicas necesarias para afrontar otro día con talante (¿máscara?) optimista.

No dejo de soñar sabiendo que son solo sueños. Autoengaño.

Preparo una boda que no es la mía con todo lo que me gustaría que hubiera tenido la mía y nunca tendrá. 
A veces me creo el padre de unos niños que ni son ni nunca van a ser los hijos que no voy a tener.
Fantaseo imaginando a un "Él" para mí que no existe porque es un cabrón, porque pasa de mí o porque me quiere demasiado.

Hoy no quiero felices cumpleaños, ni tartas ni velas con forma de números. Hoy, a esta hora, ya no.

Quiero dormir.

Sé quién soy y lo que soy, por eso quiero dejar de serlo por unas horas. Y si mañana, vuelvo a ser, vuelta a empezar.

Y así un día tras otro.

Supongo que en eso consiste vivir.

Y si llego, me creeré que a los cien años todavía me queda mucho por hacer. Como mañana intentaré creerme otra vez que 33 son pocos años y que tampoco soy tan patético y agradeceré las felicitaciones cuando me vuelva a creer lo que ahora me resulta tan increíble.

Feliz no cumpleaños.

Parafraseando a Escarlata, ya lo pensaré mañana. 

3 comentarios:

  1. Pq no? Yo te felicito porque puedes seguir "celebrando" cumpleaños, porque estás vivo y con todo un camino por delante...y que conste q creo q tienes todo el derecho del mundo a no querer celebrarlo y a creer q no lo mereces, piensa q a fin de cuentas de lo que se trata es de vivir, de caminar... y quizás el mejor ansiolítico es celebrar lo que tienes más q pensar en lo que te falta...yo estoy segura de que tienes muchas cosas en tu vida para celebrar, sea o no tu cumpleaños. Por mi parte yo seguiré leyéndote, porque me encanta!

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  2. Mil gracias, Carmen... Hay a quien le parece una gilipollez, pero no sabes los "pelos escarpia" que me dejan leer cosas y gente que responde a mis "cosas"... Es algo indescriptible... No sé si sería exagerado decir que es el aliento que a veces necesito para seguir... Gracias, y mil gracias más.... Un honor que "me leas" y más que te guste, que "te llegue".... De verdad, eso es maravilloso...

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  3. Como estas a tres años de tu publicacion?. Me ha llegado lo que escribiste porque me he sentido igual. Sin embargo detras de tu decepción noto que hay unas ganas profundas de encontrar un sentido y eso es potencial, no te des por vencido y los vas a encontrar

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