De la locura al teatro. Del drama al humor. De la incapacidad a la creatividad y el talento. Del aislamiento al escenario y el trabajo en equipo. Y de permanecer enclaustrado dentro de las cuatro paredes de casa o de la sede de la asociación a estar moviéndose entre bambalinas como peces en el agua.
Contra la anhedonia y la marginación, la terapia del Teatro y la visibilidad del escenario. Frente al estigma social, la expresión del arte escénico.
Maravilloso proyecto, ya realidad tangible, resultado del trabajo y el esfuerzo de muchas personas -imposible nombrarlas a todas, que me disculpen quienes me deje en el tintero- que, desinteresadamente, por convicción -el verdadero motor de la dedicación- a una causa más que necesaria, han invertido su más valioso tesoro: tiempo y energía.
Contribución de incalculable valor pero, desgraciadamente, insuficiente para que ese sueño pudiera terminar de materializarse en algo posible.
Don Dinero llega gracias al patrocinio de Fundación Telefónica que decide apostar por este "loco" proyecto, respaldándolo con una generosa aportación económica que ha hecho posible disfrazar, maquillar y poner atrezzo al talento y entrega que ya traían de casa actores, actrices y el resto del equipo de Telón Rojo. El apoyo institucional lo ofrece la concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Cádiz, encabezada por Carmen Sánchez, y el espacio lo cede el Colegio de San Felipe Neri.
La sesión, que tuvo lugar el viernes 26 de septiembre de 2014 en el Salón-Teatro del Colegio a las 21:00hrs, recibió a los numerosos asistentes (destacar que el aforo estaba casi al completo) de la mano de Manuel Mariño, presidente de FAEM (Familiares, Allegados y Personas con Enfermedad Mental de Cádiz), Cristina Hidalgo, trabajadora social de la asociación y vari@s voluntari@s de la Fundación Telefónica, que daban el programa de mano y se encargaban del recibimiento y de la venta de entradas.

No faltó un detalle en el merchandising ni en la imagen corporativa del evento:
todos/as los/as voluntarios/as y ayudantes iban también identificados/as
con el logo de Telón Rojo en la camiseta.
Una vez dentro, con el público ya sentado, disfrutamos de la proyección de un vídeo-presentación que empezaba con una interesante reflexión que nos proponía Pilar Pérez, miembro y colaboradora de FAEM: ¿seríamos capaces de decir ("diferenciar") quiénes de los actores y actrices que actuaban en cada una de las obras que estábamos a punto de ver padecían algún tipo de trastorno mental y cuáles no?
Después, los/as protagonistas (Carlos del Olmo, Manuel Gutiérrez "Guti", Pedro Jesús López, María Reina, Paqui Soto, Leticia Payno, María José Soto, José Lorente, Pedro López, Mari Caballero, Antonio Cuéllar, Pilar Romero, Luis Ruiz, Jose León, Nani Gandiaga y Gelen Gandiaga -al frente del maquillaje y la caracterización-) saludaban a los/as asistentes y hablaban brevemente sobre ellos/as -tod@s de manera informal y cercana salvo uno, si se me permite la broma que espero sepa encajar porque va desde el cariño, que más que haciendo su presentación personal parecía estar dando una diplomática conferencia por la actitud de manos entrelazadas, la vestimenta de camisa de boda y el casi regio tono de voz que me recordó a una imitación que, hace meses, hizo del antiguo Rey Juan Carlos I para un video casero-.
Impecable montaje audiovisual realizado por Virgilio Fernández que, una vez más, demostró que su desinteresada predisposición es tan amplia como sus conocimientos técnicos.
Subió luego al escenario Pedro López, maestro de ceremonias, acompañado de Joan Cruz, director de coordinación territorial de proyectos de Fundación Telefónica. El primero se extendió quizá un poco más de la cuenta emulando un monólogo del Club de la Comedia que, no obstante, resultó muy divertido y con el que el público rió, y a través del que quiso transmitir el esfuerzo que para él y para todo el equipo había supuesto colaborar en el proyecto. Unos vertiginosos últimos meses de nervios, ilusión y ensayos que Pedro bien resumió contando, en clave de humor, que su relación matrimonial se ha convertido en las últimas semanas en una auténtica "relación notarial". Notas por aquí y notas por allá en toda la casa para decirse qué hacía falta de la compra o dónde estaba la comida preparada porque con tanto ajetreo apenas coincidían.
La intervención del segundo, más breve pero igualmente cercana, sin perder la seriedad del cargo que representaba, reconocía que desde el principio les pareció un proyecto muy interesante y original por el que vieron que valía la pena apostar.
Cristina Hidalgo recibió, con los colores subidos según sus propias palabras, un merecido reconocimiento en forma de ramo de flores por su gran aportación, sin la cual no hubiera sido posible ser premiados por la Fundación Telefónica ya que fue ella la encargada de la elaboración y presentación a la convocatoria del proyecto.
Acto seguido, comenzó el espectáculo.
La primera de las piezas teatrales fue "El adivino oriental" del autor dramático Carlos Etxeba, una divertida parodia sobre los Rappeles y Aramises Fuster que inundan la programación televisiva de madrugada de los canales locales, haciendo honor en letras mayúsculas del apelativo de "telebasura". Original puesta en escena que interactuaba con el público y sorprendía con la aparición de nuevos personajes que iban saliendo de entre los espectadores (alguno de ellos, con sorpresa incluida como La Luganes, interpretada por la camaleónica Leticia Payno que demostró su gran capacidad para bordar diferentes registros interpretativos).
Una enrevesada historia de celos, herencias, supersticiones sobre la muerte y el más allá, traiciones e infidelidades descubiertas tras la muerte de un marido putero y una mujer cornuda en busca de las joyas perdidas que al final resultaba tener una de las chicas de compañía del difunto.
Magníficas interpretaciones de todo el plantel. Sembrada viz cómica la de Manuel Gutiérrez "Güti" como médium, gran trabajo de caracterización en su presentador (Carlos del Olmo), una mezcla entre el Willy Wonka de Jhonny Deep y el maestro de ceremonias del Kit Kat Club de Cabaret (Joel Grey). Divertidísimas las rimas a modo de chistes con que el personaje encarnado por Pedro Jesús López contaba las miserias de su vida y hacía una crítica social sin dejar títere con cabeza; y genial el momento pelea a tirones de pelo entre la viuda y la prostituta en discordias (María Reina y Paqui Soto, respectivamente).
Algunos momentos de "El adivino oriental", que dio un divertido
pistoletazo de salida a la sesión.
Le siguió "El núcleo", del periodista Jose León. Intimista escenificación que acentuaba el misterio de la situación representada: un ciudadano anónimo (José Lorente, que interpretó muy bien el nerviosismo y aturdimiento del personaje) acudía visiblemente desconcertado a una comisaría para denunciar las extrañas circunstancias del supuesto robo de su coche que no era suyo sino de su tía y, de paso, para terminar sacando de quicio la ya de por sí poquita paciencia de la policía a la que le tocó atenderle (interpretada con maestría por María José Soto).
Una situación aparentemente hilarante que, sin embargo, a más de uno de los asistentes nos sonaba literalmente familiar y de la que aún nos cuesta reírnos aunque, con el tiempo, lo vamos consiguiendo; demostrándose así que se ha alcanzado la que creo es una de las intenciones del autor. Desdramatizar para normalizar, haciendo uso de la mejor de las terapias: saber reírse de uno mismo y de sus propios dramas.
El mismo Jose León, que también hacía de intérprete en la siguiente obra, se reserva un guiño parodiándose a sí mismo como autor y al ya famoso pasaje del coche robado como una autocrítica, quizá, reconociendo que ya ha trillado suficientemente el tema y que va siendo hora de contar cosas nuevas.
Momentos que podrían haber sido dramáticos (en realidad la obra trata algo tan poco gracioso como el desarrollo de un brote psicótico) despertaron en más de una ocasión las risas del público por lo rocambolesco de la situación. Otras veces, en cambio, provocaron perplejidad e incomprensión (vi similitudes con obras del llamado "teatro del absurdo", como "Esperando a Godot", de Samuel Beckett). Apropiada analogía de lo que despiertan las enfermedades mentales: risas a veces (por no llorar y porque, en frío y vistas desde fuera, pueden parecer cómicas) y total desconcierto por no ser capaz de entender qué le pasa por la cabeza a quienes las padecen.
La escena final sin explicación aparente a mí, personalmente, me pareció muy simbólica y acertada. Un esperanzador mensaje que podría proponer la reconciliación con el ser humano en la fraternidad de un abrazo.
La escena final sin explicación aparente a mí, personalmente, me pareció muy simbólica y acertada. Un esperanzador mensaje que podría proponer la reconciliación con el ser humano en la fraternidad de un abrazo.
Analizando el título de la pieza ("El núcleo") y desgranando las frases que atropelladamente va diciendo el ciudadano podría hacerse una interpretación más profunda de lo que se querría transmitir (en una interpretación personal de quien escribe, conste).
En un momento de la obra, al poco de recibir al denunciante, la mujer policía llama por teléfono avisando a sus compañeros de que tiene ante sí a un "código 107" (u otro número, seguramente me falla la memoria pez), metáfora de la etiqueta con que inmediatamente sellamos a un loco por su comportamiento, a un homosexual por sus amaneramientos o a un delincuente por sus "malas pintas".
José Lorente y María José Soto en un momento de "El núcleo".
La policía podría estar representando el estigma con que se condena a los/as locos/as, lo/as "diferentes" en general; el miedo a "contagiarse" de esa horrible enfermedad, por lo que es mejor mandarlos lejos, encerrarlos, con "unos amigos que van a estar muy interesados en escuchar las historias que cuentan" (creo recordar que, literalmente, dice "batallitas" en tono despectivo); el agotamiento que provoca convivir con un/a loco/a (la mujer policía se lleva las manos a la cabeza, desesperada, intentando redactar comprensiblemente un testimonio tan carente de sentido).
Incluso, más allá, podría simbolizar la opresión del poder, la dictadura de los convencionalismos sociales, que rechaza todo lo que se sale de la norma.
Las incoherentes palabras del ciudadano al que han robado el coche, del loco al que se le ha ido la cabeza, encierran gran profundidad: habla de círculos concéntricos (familia, sociedad...) que giran en torno a un núcleo, un epicentro desconocido pero que nos condiciona hasta extremos insospechados. Un lugar que se nos escapa a la razón y que, precisamente por eso, quizá nos puede hacer perderla. El núcleo podría ser la mente, desconocida, condicionada, manipulada, trastornada. El centro de la Tierra sobre el que caminamos irremediablemente, que nos ata con la gravedad, pero al que nunca podremos acceder del todo. La mente aún desconocida.
La tercera pieza en representarse fue "Luna de miel, luna de papel", de Jose León (aunque en el programa de mano aparecía como la cuarta). Una comedia en toda regla que aunque en algunos momentos pudiera rozar lo chabacano en el tratamiento de ciertos clichés, quedaba justificado.
Por ejemplo el intencionado tono de telenovela para narrar una historia de amor e interés. La historia de Alejandro (fantásticamente encarnado en Jose León, quien sorprendió a familiares no acostumbrados a verle como actor, hablando con una inusual dicción en él, clara y limpia), un "yonqui del amor" -le tomo prestada la expresión a una buena amiga-, tan locamente (nunca mejor dicho) enamorado de Irene, una atractiva inmigrante mejicana, que hasta acepta su proposición de amañar un matrimonio de conveniencia con su hermana para poder legalizar su situación. Una decisión que provoca el rechazo y distanciamiento de su familia (aludiendo a la xenofobia que todavía tenemos hacia los "guachupinos", de nuevo por un prejuicio: el de pensar que todos ellos son comerciales telefónicos que nos van a embaucar con su dulce acento para que compremos algo sin darnos cuenta o que vienen a robarnos el trabajo o a utilizarnos para conseguir los papeles).
Muy cómico y teatral el momento en que Marjorie (Nani Gandiaga) intenta consumar su matrimonio
con Alejandro (Jose León).
"Luna de miel, luna de papel", ingenioso título para un guión igualmente cargado de dobles sentidos.
La cosa se complica cuando el falso matrimonio es sometido a la revisión de una peculiar funcionaria de extranjería (la agente Fernández, encarnada a la perfección por Pilar Romero). Resaltar el divertidísimo y conseguidísimo acento sudamericano (repito, exageradamente intencionado) de Irene (Paqui Soto) y su hermana Marjorie (Nani Gandiaga) y los guiños del autor/actor a los que me refería antes: aludiendo a un coche blanco de una tía suya que le fue robado y ojeando una revista muy especial ("Semos") para disimular su nerviosismo ante las investigaciones de la funcionaria.
Sorprendente final con asesinato incluido que quedó inconcluso por un pequeño fallo de coordinación con la iluminación y el sonido (imprevistos lógicos y perdonables en un grupo amateur, que seguro irán limando en las siguientes representaciones de la gira con que continuarán por el resto de la provincia de Cádiz y de Sevilla).
Y como colofón de despedida, "El trabajo fijo", de Carlos Etxeba, otra comedia, muy en la línea de la popular y exitosa serie de Telecinco "Escenas de matrimonio" tanto por el contenido como por la puesta en escena y hasta por el atrezo (divino el sofá hinchable, ¡quiero uno para mi futuro piso!), que hizo las delicias del público asistente.
Con un humor quizá algo ácido, trata otro tema de candente actualidad: el paro, los enchufismos laborales y la dificultad para abrirse un hueco en un mercado laboral cada vez más cercado y competitivo (doblemente complicado, además, para un colectivo como el de las personas afectadas de enfermedad mental por lo que ése se convierte en otro de los principales objetivos de FAEM hacia sus usuarios/as: la inserción laboral).
Sketchs muy teatrales, giros sorprendentes, personajes inesperados (como Roberto Aguirregomezcorta, interpretado por Luis Ruiz), unos padres con un curioso acento que nada tiene que envidiar al de los actores de "Ocho apellidos vascos" (muy buenas las interpretaciones de Pedro López, como Julio y de Mari Caballero, su esposa, Julia). Una hija muy "pija" (espléndida Leticia Payno, muy en el papel), un hijo "ennortao" (igualmente clavado por Antonio Cuéllar en su personaje de Julito) y una nuera no tanto (Pilar Romero es la "choni" Merceditas).
Aunque en la programación apareciera como la tercera en ser representada,
finalmente fue "El trabajo fijo", esa panacea inalcanzable hoy día, la encargada
de poner el broche de oro a la sesión.
Histrionismo y humor. Humor con respeto y honestidad. Humor serio, por paradójico que suene porque en un lenguaje cómico se pueden tratar temas serios como la dependencia emocional, la exclusión social, los prejuicios, la estigmatización de la enfermedad mental, las traiciones por dinero y poder, los engaños, la inestabilidad laboral...
Una completa carta de degustación para este "Insólito menú transcultural" (dirigido por Juan Bellido, coordinación de Pedro López Raya y la colaboración de Sergio Torrecillas)que fue despedido con la ovación del público, buena parte de él en pie.
El elenco al completo se despidió del público asistente entre vítores y aplausos de reconocimiento.
Porque el trabajo que se hace con el corazón y se persigue con ilusión y constancia termina, antes o después, dando sus resultados.
Desde este blog me gustaría mandar mis más sinceras felicitaciones a todo el equipo de Telón Rojo, a los/as de encima del escenario pero especialmente también a los/as que están detrás de él, sustentándolo (esas caras que no son muy de hacerse ver -en la discreción es donde muchas veces está la verdadera elegancia- pero sin las cuales esto tampoco habría sido posible, los/as encargados/as de gestiones administrativas igualmente indispensables para que el engranaje del trabajo en equipo funcione).
Desearles a todos/as toda la suerte del mundo para la gira que van a empezar en breve por otras localidades de la zona sea un éxito y el germen de futuros nuevos proyectos.
Más info:
Enhorabuena!Bravo, bravo y bravo!
ResponderEliminarMagnífica crónica, Javier. Mi enhorabuena por ella. Has sido todo un descubrimiento para mi.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mabel y Ángeles. E igualmente, para mí también has sido un descubrimiento, vecina ;)
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