De los creadores de "Teo acaba con el decolorante de todas las peluquerías de Cádiz" y "Teo desaloja Valcárcel para usarlo como almacén de sus fulares", llega ahora...
"Teo mete la pata hasta el fondo"
Noticia publicada el 23 de Agosto en varios medios. El video corresponde a un fragmento del informativo de CádizDirecto.com
Con una manifiesta intención de pedantería, parafraseo a Einstein cuando dijo aquello de que “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”, para dirigirme a Usted, Doña alcaldesa, Teo, como le decimos en Cádiz.
A ver si soy capaz de mantener las formas sin soltar ninguno de los bastinazos que se me han pasado por la cabeza tras escuchar sus desafortunadas palabras cuando, malgastando inútilmente mi tiempo de parado, he encendido mi ordenador (un renqueante Compaq de más de siete años que me pagué trabajando un verano de camarero en Barcelona) para derrochar vatios y minutos de conexión de la tarifa plana de internet que oso permitirme.
Tengo twitter desde solo hace unos meses. Curiosamente me lo creé siguiendo las recomendaciones de varios cursos (alguno de ellos, por cierto, impartido por instituciones de la Junta de Andalucía y de la Diputación de Cádiz), sesiones formativas y foros de opinión; porque aseguraban que hoy día, la búsqueda de empleo ya no era como antes (¿le suena la expresión de “búsqueda activa de empleo 2.0”?).
Que no bastaba con facebook y LinkedIn, sino que había que “hacerse ver más”, “crearse redes profesionales” e intentar conseguir un buen posicionamiento SEO (Search Engine Optimization, seguro que sabe de lo que hablo) en la red de redes.
Internet. Sí, esa descabellada herramienta a la que accedemos sin remordimientos de conciencia a la vez que nos quejamos de la situación de desempleo y necesidad que está sufriendo el país.
Más sacrílego aún. Esa conexión que a veces hasta criminalizamos para mantener el contacto con familiares y/o amigos/as cuyos cerebros (y cuerpos) se fugaron –y siguen haciendo, y supongo que yo algún día haré, si el curso que viene me aceptan en la modalidad online de la IEDA– al extranjero a ganarse la vida.
Internet. Esa fuente de información, comunicación, visibilización y entretenimiento –también, por supuesto, no lo niego– que si no manejas (por cabezonería, ignorancia o absoluta pobreza –que ya padecen muchas personas en España– como para no poder pagar los 10 o 20 euros mensuales de las tarifas más económicas), empiezas a ser poco más que un excluido social.
Una herramienta a la que si no tienes conexión, pierdes toda posibilidad de acceso a la información de muchas (casi todas) ofertas de empleo (público y privado; si no me equivoco los boletines oficiales ya solo salen en digital y la institución que se supone referente nacional de empleo tiene un completo portal web que incluye una virtual sección de “Empleo y Formación”).
Sección a la que sin internet, Teo, no accedes.
Hace unos años, yo me conectaba con mi portátil en las plazas o en las bibliotecas municipales. Ya no existe esa opción “gratuita”. ¿Dónde han ido a parar los más de ochocientos mil euros invertido en el Plan de fomento de la conectividad inalámbrica y la interacción ciudadana pagados a "Cádiz Conecta S.A."?
¿Qué hacemos, entonces, señora alcaldesa?
Un estudio de mercado y decantarnos por la compañía que nos ofrezca una conexión más barata. No queda otra.
Y no le voy a corregir la metedura de pata de la que Usted misma toma conciencia solo al decirla. Conectarse a internet no es gratis (en locales que te ofrecen conexión wi-fi te exigen, mínimo, una consumición), cierto. Abrirse una cuenta en twitter, sí.
Es gratis porque no vale dinero. Se paga en datos personales.
Como bien sabe, los servicios básicos de casi todas las redes sociales y profesionales se ofrecen casi “gratuitamente” (la parte proporcional de segundos de la tarifa a internet que se tenga); pero cada vez más, están inventándose lo de las “cuentas Premium” de pago, con opciones adicionales, que te hacen más guay, más visible y te aseguran mejor posicionamiento y prestigio ante las posibles empresas que busquen perfiles profesionales como el tuyo.
Aparte de poner chorradas, twitter es un sistema de alerta de convocatorias de empleo público, un medio de difusión y cooperación para profesionales de una misma materia. Como, en general, lo es internet. Una potentísima e inabarcable herramienta a la que se le puede dar un buen o un mal uso (en todo caso, creo que lo de la democracia permite ciertas libertades).
Twitter, facebook y demás te “regalan” una cuenta a cambio de acribillarte con spam publicitarios. Firmas un consentimiento que legaliza su función de spyware. Las cookies son sus aliadas y, de repente, te empiezan a aparecer anuncios de todo tipo. Vértigo da a veces sentirte tan “espiado”: en gustos personales si el uso que le das a las redes sociales es lúdico, pero también en intereses profesionales y formativos si las usas como un medio más de búsqueda activa de empleo.
Además, existen infinidad de cursos de formación online, algunos hasta gratuitos (de alguna manera, obtendrán también algunos datos tuyos que les interesen), y otros de pago pero mucho más rentable en todo caso que desplazarte y alojarte los días en que se impartiera presencialmente en la ciudad correspondiente.
A lo mejor es que también es una pérdida de tiempo (¿o un riesgo a su hegemonía?) formarse mientras se está parado, además de buscar trabajo.
Después de culparnos de “tanto twitter” en sus inquisidoras e infundamentadas declaraciones, añade Usted “tanta opinión”.
Pues sí, el pueblo ha tenido, tiene y tendrá opinión, por mucha dictadura disfrazada con que se le gobierne. Y twitter y tantos otros foros públicos de internet nos están permitiendo, en una auténtica revolución no solo tecnológica, poder publicarla, compartirla, complementárnosla, enriquecérnosla y rebatírnosla. Y sí, criticarles abiertamente a Ustedes, señores y señoras políticos y políticas. Que para eso se supone que nos representan y tienen que escuchar nuestras demandas y quejas. Distinto es que eso les dé miedo o que ya no puedan hacer oídos sordos tan fácilmente como antes.
Hay quien desconfía de “airear” sus cosas para que pueda verlas todo el mundo en internet porque si bien existen “políticas de privacidad” en las redes sociales, también hay todo tipo de hackers que pueden obtener datos tuyos por muy protegidos que los tengas.
Buen posicionamiento SEO, absoluto control sobre todo el contenido que generas en la red porque muchos de los departamentos de Recursos Humanos de muchas empresas ya están empezando a rastrear tu “huella digital” para ver si eres o no persona “de fiar”, medir tus palabras para ser siempre políticamente correcto. Estupideces decimos todos/as alguna vez, Usted en estas declaraciones y yo más de una en este escrito y en las cosas que publico en mis blogs o en mis redes sociales.
Cosas, por cierto, que he empezado a publicar indiscriminadamente, en un arrebato de reivindacalista extremo. Algo que, dando la razón a muchas personas que ya me lo han dicho, me podrá jugar en contra el día de mañana porque seré tachado de, excluido por o criticado de.
La diferencia, creo, es que Usted tiene un equipo de asesores/as (incluso ya seguramente tenga hasta community manager privado, puesto que en realidad es ridículo por lo tonto de su labor como gestor de los contenidos que publica en su twitter, por cierto que sale muy mona); mientras que nosotros/as, ciudadanitos/as de a pie, tenemos que hacerlo por nosotros/as mismos/as.
Y todos/as somos punto de mira para las críticas o el simple marujeo. Las opiniones pueden ser destructivas o constructivas. Y de verdad que yo, con esta, a pesar del cierto sarcasmo, pretendo hacerle una crítica constructiva porque es que hasta Usted misma rectifica en el video por la metedura de pata.
Twitter en sí mismo, es gratis, monetariamente hablando. Pagas con vatios, segundos de conexión y datos personales. Internet no. Se paga. Pero, personalmente, creo que es imprescindible a día de hoy y que compensan esos 10 o 20 euros al mes para tener acceso a todo lo que permite. Más si encima buscas trabajo “activamente”.
Por todo ello, propongo una alternativa o, mejor dicho, hago una petición.
Que se unifiquen criterios en los procedimientos e indicaciones recomendados por los talleres y cursos orientativos para encontrar trabajo, conozcan de primera mano y de forma real la verdadera situación actual, los baremos de selección que siguen las empresas privadas y dejen de consentir convocatorias públicas con nombres y apellidos que tanto tiempo nos han hecho perder a tantos/as opositores/as.
Ah, y ya termino, por favor, administración querida (y Teo), actualícense.
Ayer acudí al INEM pensando en empezar a prostituirme porque se me acaba el paro y no tengo más de 55 años ni cargas familiares, y me encontré con la sorpresa de poder sobrevivir algunos meses más sin tener que vender aún mi cuerpo.
El Plan PREPARA (Programa de Recualificación Profesional de las personas que agoten su protección por desempleo), una maravillosa iniciativa para ayudar económicamente a ese leproso sector poblacional que componemos los parados de entre 30 y 40 años, solteros y sin hijos ni cargas familiares (algunos, pobres, incluso, con el lastre de una hipoteca, yo, por suerte, solo tengo la trampa del coche).
Una funcionaria en peligro de extinción, no robotizada y que hasta me miraba a los ojos cuando me hablaba, se molestó en explicarme los detalles prácticos para conseguir dicha ayuda.
Certificar que estoy buscando trabajo activamente.
De puta madre, sin problemas. Pero… ¿cómo hago? ¿un pantallazo de infojob? ¿el mail de respuesta de una empresa que me dice que han recibido mi CV y que “ya contactarán conmigo” (cuánto odio esa hipócrita y protocolaria expresión)?
La funcionaria, además de simpática, era expresiva y, tras mi pegunta, en su cara se leía un “¡Anda ya, nada de eso!”.
Lo de la búsqueda de trabajo 2.0 es una pollada para la Administración, anquilosada –inconsciente o intencionadamente, uno ya piensa lo peor– en la idea de que los currículums solo se entregan en mano y en papel personándose en las empresas.
La certificación que me piden para demostrar mi “activa búsqueda de trabajo” son nueve currículums en papel, entregados en nueve sitios distintos (tengan o no la menor relación con mi sector profesional), a poder ser sellados por la empresa en cuestión –a modo de “recibí”– y entregados con fecha posterior a haber terminado de cobrar el paro.
-¿Y todos los currículums que he enviado todos los meses de antes?
-Es puro trámite. No tiene ningún sentido, pero así es. No le busques la lógica porque no la tiene –simpática, expresiva y honesta funcionaria; definitivamente creo que tuve mi día de suerte.
Contradictorio creo que se queda corto. Y absurdo no recoge totalmente imbecilidad e hipocresía mayor que ésa. Esa ridícula y sinsentido burocracia, Teo, es tirar el dinero. Pagar por tener conexión a internet, no.
O si no, vuelve a poner wi-fi en los parques y en las bibliotecas públicas.
No tengo problema en “demostrar” mi activa búsqueda de trabajo, si quieren hasta me podría haber llevado una cámara oculta a las entrevistas que he hecho o a las oposiciones a las que me he presentado. Es más, me parece muy bien. Precisamente para evitar que pase eso de lo que tanto se critica, que la gente se dedique a rascárselos los meses que tiene ayuda y que solo empiece a moverse de verdad una vez que la va a agotar.
Coño, es que con ese requisito lo puedes hacer perfectamente porque la certificación de búsqueda se te pide desde el día mismo en que has dejado de recibir la ayuda. Antes no.
En fin, así nos va.
Pediré mis 400 euros al mes para poder seguir pagando mi coche, mi coworking y mi móvil (con internet, sí, ahora me fustigaré). El teléfono fijo me lo quité hace mucho (bendito wathsapp) y lo poquito que veo u oigo de tele y de música es online y a la carta. Dejaré de ir a la natación, por bueno que sea para mi espalda, tiraré del fondo de armario, reduciré toda vida social a gratuitos paseos a pie o en bici por gratuitos lugares y seguiré rateando alojamiento y comida a mi pobre madre, con una merecidísima pensión que debería estar gastándose en viajes y parrandas en vez de en mantener a un descarriado hijo que decidió buscar su felicidad personal y laboral arriesgándose a una decisión que al final le salió mal en lugar de aguantarse con la plaza de interino, a riesgo de ser largado en cualquier momento, dos grupos profesionales por debajo del que le correspondía por formación y valía y cuyo traslado le suponía invertir casi todo su sueldo en un alquiler (repito: gracias a Dios que no me metí en una hipoteca) y en viajes para ir a ver a quien por entonces era su pareja.
Y mientras seguiré inventándome mi propio trabajo, haciendo aquello para lo que valgo y para lo que me he estado formando concienzudamente tantos años (y sigo haciendo).
Porque eso del emprendizaje y de la colaboración voluntaria en empresas del sector para “ir metiendo cabeza”, para la admi, son cosas tan tontas como verificar que de verdad se está activamente buscando trabajo. Son minucias que tampoco se tienen en cuenta para “beneficiarse” del Plan PREPARA.
-¿Y lo de la recualificación?
-Sí, bueno, a lo mejor te llaman alguna vez para un cursito de estos chorras o algo de eso.
-Vale, gracias por su amabilidad. Nos vemos el mes que viene.
-De nada, y suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario