Los dos últimos carnavales no pude disfrutarlos (2012 agonizaba en Barcelona y 2013 resucitaba en el hospital) y este año, aunque haya sido sólo un díita, por motivos de trabajo y que no falte por favor, creo haber podido recuperar buena parte de las fiestas retrasadas.
(Imagen cortesía de @doncolor http://instagram.com/p/lVgEF-IYoH/)
Llevaba la mejor de las compañías, el arropo de los mejores amigos -esos de toda la vida que sabes que por más tiempo que pases sin verlos, los vas a reencontrar en el sitio de siempre y con un abrazo te habrás puesto al día- y la más ideal de las familias, con nueva "miembra" incluída.
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[Y me acuesta en su cama]...[Y me arropa]...[Y me echa una manta más para asegurarse de que no pase frío]...[Y me mira]...[Y besa mis labios para darme las buenas noches]...[Y me enamora]...
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Además, me hicieron un regalazo de aniversario. Algo tan simple como un paquete de galletas puede contener un significado tan evocador que sólo con verlo tu cabeza sea capaz de rememorar momentos pasados como si los estuvieras reviviendo otra vez. Vistos, eso sí, con otro prisma, desde una actual perspectiva bastante más prometedora.
Gracias, Jose.
Nunca olvidaré aquellos días, aquellas partidas de ajedrez, parchís con María y compañía y ping-pong, las confesiones, los apoyos, las miserias y risas compartidas y lo mucho que me ayudaste a salir de la oscuridad que me cegó. Un año hace y míranos ahora. ¡Feliz aniversario! ¡que cumplamos muchos más!
Mi regalo está aún por terminar:
Y para muestra del famoso "aje" de Cai, un botón. La agrupación callejera "Te la tengo sentenciá", todo un derroche. Cuatro artistas; más que un tipo, un diseño impresionante de verdadera arquitectura efímera y unas letras mordaces, irreverentes pero no ofensivas. El humor gaditano es entendido, lejos del ataque fácil, como una crítica global que no deja títere con cabeza porque pregona la mejor de las filosofías de vida: aprender a reírse hasta de uno mismo y desdramatizar hasta el extremo para descojonarte de miserias, ridiculizar instituciones intocables y hacer gala de una clase e ingenio sorprendentes. Porque, como bien reza su estribillo, al fin y al cabo "estamos aquí de paso".
Pues eso. Que son dos días.
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