"Cádiz inspira. Cádiz son emociones, sensaciones y sentimientos".
Ahora que tanto se habla de coaliciones por encima de personalismos para alcanzar mayor altura de miras, me ha parecido apropiado extrapolar este eufemismo político a la acertada iniciativa conjunta de Torre Tavira, Guideo y Cadigrafía.
El pasado sábado 11 de junio un selecto y afortunado público tuvimos la suerte de disfrutar de un espectáculo único, con el inigualable telón de fondo de un atardecer que bañaba la panorámica de Cádiz en 360 grados que solo puede contemplarse desde la cota más alta del casco histórico de la ciudad.
La Torre vibró (literalmente) al compás de la guitarra de Alejandro Mendoza, el cante de Juan Dechele y el baile del gran Jonatan Lande.
En un íntimo ambiente que evocaba al granadino barrio del Sacromonte -"alma poseída de profundas pasiones y oscuros misterios"- no tanto por la estética de las Zambras sino por lo reducido del espacio que favoreció la coalición -siguiendo con la analogía- tablao/"patio de butacas", los sentidos se deleitaron y los corazones palpitaron al unísono con el retumbar del taconeo y el palmeo del plantel artístico, que lo dio todo.
Cuentan el origen del arte flamenco como algo difícil de establecer, precisamente por su nacimiento en plena encrucijada de culturas: islámica, judía, bizantina y hasta hindú (algunos teóricos apuntan la procedencia del nómada pueblo gitano en la India). Quizá por eso, frente a las actitudes más puristas, sí que deba salir de sus espacios habituales, abriendo fronteras y ampliando escenarios.
Un emocionante arranque de guitarra captó la atención de todos los presentes y dio el pistoletazo de salida a un espectáculo que fue in crescendo momento a momento, en emoción, en pasión, en sentir. Vibrantes estruendos sobrecogían y pellizcaban entrañas; letras desgarradas y pasos, giros, contorsiones, zapateos; se devolvían con espontáneos aplausos y jaleos de qué arte.
Video grabado en slow motion por @DonColor
Porque el Arte es eso mismo, en cualquiera de sus manifestaciones. Emocionar, convulsionar y remover por dentro a quien lo contempla y lo siente, en este caso, en un contacto tan directo y un vínculo tan mágico con quien lo produce, que todos y cada uno de los que allí estuvimos sentimos en carne propia el eco de los retumbos, el sentimiento derrochado, llevándonos a casa una experiencia inolvidable.
http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/2304177/se/celebra/la/primera/edicion/la/cita/flamenco/altura/la/torre/tavira.html
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